BOLIVIA.Un viaje en bicicleta por el altiplano.

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Estoy en Tilali, un pueblo pequeño justo en la frontera con Bolivia, a punto de abandonar Perú.Estoy en la parte norte del Lago Titicaca.

Tras pasar por las oficinas de emigración peruana, una subida me lleva al límite de ambos países.

Límite Perú-Bolivia

Salgo de Perú y se termina el asfalto.

Bolivia me da la bienvenida con un camino de piedras y tierra que sigue subiendo hasta los 4100 m de altitud.

Las vistas al lago Titicaca son muy bonitas pero el estado de la carretera está en condiciones malísimas.

No sé muy bien a dónde voy, no se exactamente dónde está la oficina emigración de Bolivia.

Paso por la aldea Orurillo Alto, son cuatro casas medio derruidas en medio de la nada, en medio de dos países.

Busco pero no hay ninguna señal de oficina de emigración.

Sigo la ruta y atravieso varios cruces de caminos, la verdad que estoy un poco perdido, mi experiencia me dice que siga la ruta más rodada, la que tiene las señales de autos más recientes, y eso hago.

El camino sigue varios kilómetros en medio de la nada y tras un descenso de arena, tierra y piedras llego a Puerto Acosta. He llegado a la civilización y con ella, el asfalto.

Pregunto por un banco o algún lugar dónde cambiar dinero, me dicen que en Escoma, a 24 km hay un banco.

Hasta mañana no llegaré, menos mal que me queda un poco de comida, algo de avena, pan, queso y tomate.

La emigración está en la salida del pueblo la cual está cerrada.

Tras un rato esperando, un hombre me dice que el señor que se encarga de la oficina de emigración vive ¨al ladito ¨, que vaya a llamar a la puerta de su casa y allí voy.

Llamo a la puerta ,un señor sale y me dice que ¨ahorita¨ va a abrir la oficina.

En un ratito el señor abre la oficina, la cual es un casita a medio construir con una mesa, una silla y un ordenador.

El señor me dice que solo me puede dar un mes para estar en el país, que si necesito más tiempo debo ir a la Paz o a Oruro, a la oficina de emigración y alargarlo hasta 3 meses.

Al salir ya estoy oficialmente en Bolivia.

Tras pedalear unos kilómetros, en la aldea Villa Puri, encuentro una casa abandonada con vistas al lago Titicaca, ideal para pasar la noche.

En Bolivia han adelantado 1 hora respecto a Perú.

Los días son soleados pero fríos, el invierno austral ya está de camino, estoy en el mes de Junio.

Amanezco en la casa abandonada y tras el desayuno con vistas al Lago me dispongo a recoger todo para irme a Escoma.

Mientras recojo un vecino de la Villa se acerca a charlar conmigo.Tras las preguntas de rigor, que haces? a dónde vas? y de dónde eres? Me pregunta que si por casualidad no estoy buscando una cholita para casarme.Le digo que no estoy buscando una esposa y que tampoco son mi tipo.Un poco aturdido el vecino sigue su camino.

Es curioso como a la gente le cuesta entender que no esté casado y que no tenga hijos y lo que más le cuesta entender es que no lo quiera.

Al llegar a Escoma voy rápido al banco pero fuera de él me sorprende un larga cola de gente mayor esperando en la calle. Están todos con sus vestimentas indigenas tirados al sol.

La gente huele a coca, todos mascan la hoja sagrada y la verdad que tiene un olor muy característico y muy fuerte.

Me gusta estar en medio de gente tan diferente a mí, la hora y media que hago en la cola me pasa rapidísimo.

En Bolivia la gente es más pequeña, más indígena y más pobre.

El banco solo cambia dólares o euros, los soles (moneda de Perú) me los cambian en una tienda de barrio que hay justo enfrente.

Más o menos un sol son dos bolivianos.

Sigo bordeando el Lago Titicaca y tras otro paso de 4103 m por una carretera asfaltada llego a Achocachi. Allí me hospedo en los Baños de Milton por diez bolivianos. Geovani de la casa ciclista de Juliaca (Perú) me recomendó el lugar.

Achocachi es el primer pueblo grande en el que estoy.

Después de un ducha bien calinte me voy a pasear por la plaza y curiosear por los puestos de comida.

Me gustan los momentos en los que dejo la bicicleta y me voy a comer fritangas y hablar con los lugareños.

He entrado a Bolivia todavía un poco constipado, voy a la farmacia a por unos caramelos que me alivien el dolor de garganta.Espero que mejore porque cada día hace más frío.

Las mañanas y las noches son frías pero en el día, el sol me calienta.

Al día siguiente continuo el viaje por la carretera principal que me lleva a la Paz.

En el pueblo Sisani, a 4100 m de altura y tras una cuerva aparecen unas montañas nevadas, en la que destaca la montaña Ancohuma de 6427 metros.

Las vistas son muy bonitas y me alegran el día.

El altiplano boliviano es feo y aburrido. Los pueblos tienen las casas sin terminar, las paredes son de ladrillos rojos.Supongo que no les llega el dinero y se quedan así.

La entrada a El Alto es muy mala, la pendiente es progresiva pero a partir de 4000m el aire te falta.

Hay un caos en las aceras de la carretera, un trajín de gente, de combis, de vendedores ambulantes. Un cúmulo de cosas que hace que pedalear sea un horror.

El Alto es una ciudad en plena meseta altiplánica, a una altura de 4100 metros, justo arriba de La Paz.

La ciudad es fría, llena de gente campesina que dejó el pueblo para buscarse la vida en la ciudad.

Las dos ciudades están conectadas por una red de teleféricos con distintas lineas de colores. Me sorprendió lo moderno del transporte.

Encuentro un alojamiento por 25 bolivianos en el centro de EL Alto.

Los alojamientos en El Alto son mas baratos, es mejor dejar la bicicleta en El Alto y bajar en teleférico a conocer La Paz.

La Ciudad de la Paz está a 3.640 metro de altura, se nota el desnivel entre ambas ciudades, el clima es mucho más cálido.

No me gusta, me parece una ciudad incómoda debido a la inclinación de sus calles.

La Paz, montaña Illimani 6460m

Con el teleférico es muy fácil y cómodo ir de una ciudad a otra.

Las vistas aéreas de La Paz son muy bonitas, en un día despejado puedes ver la montaña Illiami, 6460 m.

Teleférico de la Paz.

El día previsto para volver a la carretera me despierto con diarrea y me tumba tres días en cama comiendo gelatinas y pan con aceite de oliva.

El Alto debe ser la ciudad más fría de Bolivia.

Tras el descanso obligado y ya recuperado, salgo a la carretera y tras 20 km de puro tráfico, vuelvo otra vez al altiplano aburrido.

Decido no tomar la ruta de las Vicuñas.En pleno invierno es posible que el paso de montaña esté cerrado. En el peor de los casos que me caiga una nevada y lo cierre estando yo en medio.

Una autopista me lleva a Oruro, la cual está a 225 km de destancia, la carretera es aburrida y mi paso Oruro fugaz.

Tras cruzar Oruro me desvío hacia el Sur del país.

La noche se va acercando y decido parar al pueblo de Machacamarca, un pueblo de gente amable.

En la entrada del pueblo un chico en bicicleta me pregunta a dónde voy, le respondo que a comer algo y buscar un sitio donde acampar para pasar la noche. El chico me dice que nunca ha visto un alojamiento en el pueblo y me acompaña hasta la comisaría de policía.

La policía muy amable me dice que puedo acampar en el parque que hay enfrente , y que si necesito agua o ir al baño puedo pasar a la comisaría sin problemas. Yo aprovecho para llenar todas las botellas de agua que transporto.

Pongo mi tienda de campaña en un quiosco que hay en el parque, los vecinos muy amables al verme no dudan en venir a saludar o a charlar un poco.Un extranjero durmiendo en la plaza no es muy común y tienen curiosidad por un extranjero que viaja en bicicleta.

Pueblo Machacamarca

Paso una noche muy tranquila, más cálida que de costumbre.Tras el desayuno aprovecho para reparar unos pinchazos que tenía del día anterior.Pedí un cubo de agua a unos vecinos y mientras reparaba el pichazo, me puse al solecito de la mañana que tanto me gusta y empecé a conversar con los vecinos.

Tras la reparación y las risas, toca despedirse.Vuelvo a la carretera, desde Oruro la carretera a pasado a un carril para cada sentido y el estado del asfalta a empeorado, lo bueno es que hay menos coches.

Pasan varios días pedaleando por la Pampa del altiplano Boliviano a 4000 metros de altura.Cada noche me aparto unos 200 metros de la carretera y acampo libre, con noches frías que bajan de los cero grado.No es raro despertarme con el agua congelada.

Al llegar a Huari ,donde producen la cerveza nacional del país, me desvío hacía Salinas de Mendoza.

La Carretera está asfaltada, continuo por el altiplano pero es mucho más bonita, más solitaria y con muchas llamas.

Empieza a mejorar Bolivia, los pueblos son muy pequeños y se dedican a la minería.

El lago Poapó se ve a lo lejos, las montañas cada vez están más cerca.

En el altiplano avanzo mucho, los días son largos y hago alrededor de 100km al día.

Tras cruzar unos cerros vuelvo otra vez al altiplano.Me cruzo en la ruta muchos pastores con sus llamas, pueblos fantasmas y una llanura increíble, digno de otro planeta.

Me gustan lo paisajes solitarios, poderlos atravesar a la velocidad de una bicicleta es maravilloso.

El entorno es de altura y no hay vegetación.Se terminaron los arbustos rastreros, ahora se va alternado la arena con la tierra.Son kilómetros y kilómetros de llanura.

La llama me mira al pasar, yo la miro a ella , no nos estorbamos.El silencio es una música muy bonita.

A medida que me voy acercando a Salinas, me voy acercando al volcán Tunupa, 5432 m altura.La sal cada vez se hace más presente en el suelo y los reflejos que provoca parece un espejo.

Salinas de Garci de Mendoza es un pueblo pequeño que vive de la quinoa. Hago acopio de comida para tres noches, compro el famoso pan de quinoa de la zona que me habían recomendado y me preparo para ir al Salar de Uyuni, cargado hasta los topes .

La ruta son 30 km de tierra y arena, bordeando el volcán hasta llegar al salar.

A 15 km en la aldea Ancoyo, acampé en la cancha de baloncesto con vistas al volcán. Esa noche llovió y amanecí con el volcán nevado, más bonito si cabe.

La ruta hasta Tahua es de tierra, no demasiado dura pero solitaria, solo las llamas me acompañan. Paso por la Alianza, otro pueblo fantasma y me hago la misma pregunta de siempre ¿De qué viven esta gente? y pienso sobre la influencia en tu futuro dependiendo el lugar donde nazcas.

El volcán a la izquierda me acompaña todo el rato y tras una bajada llego a Tahua, a los pies del famoso Salar de Uyuni.

La entrada hacia la isla de Calahuasi está marcada por rodadas de coches.

Al entrar todo es diferente, la sal está seca, hay pisadas de carros que debes seguir para ir más rápido. Fuera del camino está lleno de hexágonos que hace que pedalear sea una tortura debido a la vibración que provoca el suelo.

Lo mejor es ir por las rodadas pero en algunos tramos también hay baches.

El día está nublado, un poco de viento me ayuda golpeándome en la espalda.

La novedad hace que esté eufórico pero la monotonía hace pronto que me aburra.

El paisaje idéntico metro a metro, eso hace que mi imaginación vuele a la Antártida o al Ártico. Imagino cómo debería ser pedalear por allí, no creo que el paisaje sea muy diferente pero el frio sí que debe ser el gran cambio.

La temperatura por el día es buena pero por la noche hace frío y en la madrugada hace mucho frío.La temperatura puede bajar alrededor de los -10 grados C.

Acampo en medio del salar, no se pueden clavar las piquetas debido a que la sal es muy dura.Antes de acampar y de llegar a la isla Incahuasi hago una diagonal y me dirijo a Colchani.

No me gustan las zonas turísticas y la isla Incahuasi , en medio del salar, es bastante turístico porque la mayoría de personas van a pasar la noche allí.Decido tomar otras pisadas de automóviles que en diagonal se separan de la ruta principal y se dirige al pueblo de Colchani, situado en la carretera asfaltada, muy cerca del pueblo de Uyuni.

Una vez lejos de la ruta principal decido acampar.Es una acampada diferente, alrededor no ves nada, solamente sal y una planicie enorme.

Al día siguiente el día cambia, con sol y con un cielo azul me hago las fotos de rigor y continuo hasta Colchani.

Este segundo día es más fácil, la sal está más plana y con un poco de pendiente hacia abajo.

La salida es muy fea, con agujeros llenos de agua que voy esquivando, la bicicleta se va ensuciando cada vez más.Los turistas cada vez también son más, van con 4×4 haciendo el loco por el salar.Se paran para hacer las fotos de rigor.La verdad es que parece Disneyland.Me alegro de viajar en bicicleta, de no depender de ningún tour turístico para conocer el mundo y sus maravillas.Como entré, solitario y en silencio salgo del salar en dirección a Uyuni dónde quiero descansar unos días en la Casa Ciclista Pingüi.

El salar me parece impresionante al principio pero aburrido al final, muy monótono.Creo que dos días y una noche son más que suficientes para conocer el salar más grande del mundo, en total he pedaleado unos 100 km.

Llego a la casa Ciclista y me recibe Max, Miriam y Macarena, son muy buena onda.La casa son tres habitaciones sin camas, duermes en el suelo con una cocina y un patio bien bonito.

Me encuentro con otros ciclistas. Gillermo de Brasil, Alex de Argentina, Rosa de Alemania, Cyntia de Ecuador y Luka de Argentina entre otros.

Paso una semana en compañia de buena gente, comiendo, paseando y riendo.

La ciudad de Uyuni no es bonita y por las noches hace mucho frio, estamos al solsticio de verano.Las cañerías por la mañana se congelan y hasta las 11 de la mañana no se descongelan, buscamos el sol para plantarnos como plantas y calentarnos un poquito.

Después de una semana me voy hacia el Parque Nacional Eduardo Avaroa.El mal tiempo me hace dudar si ir o no ir.La otra opción es ir a Argentina por Jujuy.Los últimos días el paso Jama y Hito Cajon han estado cerrados pero el día en el que decido salir está abierto.Eso hace que me anime a ir.No salí de casa para tomar la ruta más fácil, si no los paisajes más bellos y con más aventura.

Rosa y Cyntia se apuntan a venir conmigo a ese Parque Nacional que tan duro pero bonito nos cuentan los cicloviajeros que es.No se cómo irá , el tiempo lo dirá.

Equipo Vicuña.Cyntia izquierda,Rosa derecha.

Salimos el Equipo Vicuña (Rosa,Cyntia y Yo) hacia San Cristobal.La carretera es de tierra y con mucho bache, en Argentina le llama loma de burro.Es puro altiplano y los reflejos del salar se van alejando a medida que vamos avanzando.

Acampamos junto al Rio Grande de Lipez pensando que tendríamos agua, pero no pensamos que esa agua estaría salada.Paramos a las 4pm porque a las 6 pm es de noche y las temperaturas bajan en picado hasta llegar a los -10 C o -15 C.

Recién hemos pasado el solsticio de verano por lo que los días a partir de ahora se van haciendo más largos, pero todavía son cortos.

Amanecemos con el borde del rio completamente helado, por él navegan placas de hielo.La noche ha sido fría.

Al día siguiente llegamos a San Cristobal, vamos al Mercado y por fin veo llama en el menú.Me pido una sopa de quinoa de primero y llama asada de segundo.

En la región de Oruro es muy típico comer llama pero no la vi en el menú, y claro era más cara.Después de probarla, debo decir que no me gustó mucho, es bastante dura, prefiero el cordero.

En San cristobal compramos para adentrarnos al parque Nacional Eduardo Abaroa ya que es el último pueblo donde encontraremos vegetales antes de llegar a Chile.

Decidimos pasar la noche en un hotelito barato y darnos una ducha con agua bien caliente, agarrar fuerzas para adentrarnos en tierra de nadie.

Aprovecho para reparar el freno delantero y lo consigo.Estoy sorprendido como poco a poco voy reparando más cosas de mi bicicleta.Cuando empecé el viaje apenas sabia reparar un pinchazo.

La ruta sigue hasta el pueblito de Alota, donde se puede ver el volcán Ollagüe con un poco de nieve arriba, 5808m.Dormimos en la escuela del pueblo, resguardados, perfecto para cocinar y dormir con la carpa.Las noche siguen siendo muy frías.

El camino son 58 kilómetros de bastante arena hasta el siguiente pueblo, con un paso de montaña de 4000 metros, hay algún tramo que me toca empujar la bicicleta, hay que elegir bien por donde ir, si eliges mal la arena hace que te atasques y sea imposible pedalear.Me duelen la muñecas de tanta vibración, la loma de burro me está matando. El paisaje es desértico con las montañas a la vista. Por la tarde a partir de la 1 pm empieza a soplar el viento fuerte que no sabes muy bien por dónde te viene.

El siguiente pueblo es Villa del Mar, otro pueblo en medio del frio altiplano boliviano a 4000m de altura.Tengo la misma sensación de siempre, contemplar a sus habitantes y pensar en lo duro que es vivir aquí por lo apartado de todo y sobre todo, por el viento y el frio.Estamos en la región de Sud de Lípez, un territorio inhóspito, desértico y salvaje.

El día fue duro, llegamos bastante cansados y sabíamos que en el momento que caiga la noche, la temperatura se va por debajo de los -10 C.Fuimos a la escuela pero no nos dieron bola y terminamos en un hotelito por 20 bolivianos. Nos quedamos dos noche porque Rosa se enfermó y mejor recuperarse y afrontar los pasos más altos de la ruta con más fuerza.

Hotelito barato

Motivados para atravesar el PN Eduardo Abaroa salimos de Villa de Mar, el camino sigue de arena hasta un cruce, donde giramos a la derecha.El camino pasa de arena a tierra y se adentra en las montañas.

El día soleado y sin viento hace que estemos contentos, pero el estado de la carretera pronto nos pone en su sitio.

Adentrarse en las montañas quiere decir subir, a lo que se suma el viento.

El desnivel de la subida fue 600 metros, de 4017 m pasamos a 4613 m.Las rachas de viento hacen que la subida sea muy penosa.Muy poco a poco vamos subiendo, el terreno es árido, terroso y pedregoso.Por fin consigo subir y espero a Rosa que llega al rato, Cyntia le cuesta más, llega empujando la bicicleta.

Mientras espero siempre pasan cosas, esta vez un par de avestruces se pasean delante de mi.Aquí se llaman Ñandús.

Una vez arriba el viento sigue soplando fuerte pero se hace más fácil avanzar, el camino tiene menos pendiente, incluso en ocasiones desciende.

El paisaje es lunático y no hay señales de vida.En el horizonte aparecen una cordillera de montañas nevadas. El camino sigue de piedras y tierra y el viento sopla muy fuerte.Es imposible adivinar por dónde viene porque las rachas te vienen por todos lados.

De nuevo tengo que esperar a Cyntia y Rosa.Espero una hora y como no vienen, espero lo peor, una caída.Me doy la vuelta para buscarlas pero a los pocos kilómetros me las encuentro de cara.La espera se debió a que Cyntia había pinchado, no una si no en dos ocasiones.

Seguimos hasta un salar donde hay una mina, a unos 7 km antes de la puerta del PN.

Vistas al Salar

Continuamos pero a los pocos kilómetros Cyntia vuelve a pinchar y se desespera.Al pasar un vehículo lo paramos y le preguntamos si puede subir la bicicleta y llevarla algún sitio donde pasar la noche, donde pudiéramos plantar la tienda de campaña, no muy lejos para poder nosotros alcanzarla.El de la camioneta conoce un lugar, una caseta a unos pocos kilómetros más adelante.

Rosa y yo seguimos el camino hasta llegar a la caseta pero no hay nadie, no sabemos que ha pasado, si lo hemos entendido mal o si la han llevado a otro sitio o que ha pasado.Se está haciendo de noche y seguimos buscando por los alrededores pero Cyntia no aprarece, le gritamos pero nadie contesta.Con la noche ya encima tenemos que decidir que hacer, si plantamos la tienda y mañana será otro día o que .Decidimos seguir hasta unas luces que vemos al frente, pensamos que seguramente la han dejado allí.Ya de noche nos pusimos los frontales, con frio y bajo un manto de estrellas seguimos pedaleando 7 km más entre baches y arena.

No se ve mucho, la arena hace que sea difícil mantener el equilibrio, la oscuridad y la incertidumbre hace que los 7 km sean bastante duros y la fatiga de todo el día no ayuda.

Al final tras 1 hora pedaleando en plena oscuridad, llegamos a las luces.

Las luces son casas de mineros que extraen el bórax de las salinas que hay alrededor, también es la entrada al Parque Nacional Eduardo Abaroa.

Allí nos espera Cyntia con un minero, vieron las dos luces de los frontales acercándose y adivinaron que eramos nosotros.Tampoco hay mucha gente paseando por aquí en medio de la oscuridad y con un frio del carajo.

Los mineros nos prestan una habitación con camas, baños y wifi.Estamos a 4400m de altura y por la noche sopla un viento terrible, lo que hace que esta habitación sea un gran regalo.

Habitación de los mineros

Al día siguiente con un fuerte viento y mucho frio nos adentramos en el famoso PN Eduardo Abaroa.La entrada cuesta 150 bolivianos y la estancia máxima dentro 4 días.

Entrada al Parque y casa de los Mineros

El viento hace que el día empiece mal, el terreno no mejora, la arena vuelve aparecer y con ello empujar la bici.

Todo el rato es una elección por donde ir para no tener que bajar de la bicicleta y empujar.Hay tramos dónde se puede ir y otros que no, pero va cambiando todo el tiempo.También hay tramos que no hay elección y toca empujar.Las llamas nos miran incrédulas viendo a tres humanos luchando contra el viento a 4400m de altura y empujando las bicicletas.

El paisaje es hermoso, desierto de altura con las montañas que separan Chile y Bolivia.Te sientes pequeño ante semejante escenario, tantos días luchando contra las adversidades climatológicas hace que el cansancio lo empeore todo.

A los 20 kilómetros Rosa y Cyntia deciden abandonar, no pueden más. Paran a un carro de un australiano y deciden subir las bicicletas y largarse, no las culpo.La verdad que el panorama no es de lo más esperanzador.

Me quedo solo otra vez y decido comer algo.Con la barriga llena uno todo lo ve con más alegría.

Solo disfruto mejor los paisajes hostiles de estas tierras deshabitadas.

El viento sopla muy fuerte, las rachas llegan a superar los 100 km por hora, no te dejan avanzar, tienes que poner los pies en el suelo, sujetar con fuerza la bici y esperar.Esperar a que pase la racha de viento, esperar que pase todas las partículas de arena que arrastra el viento y golpea contra tu cara.Así es, toca esperar, toca ser paciente, no puedes luchar, es imposible.Solo, cuando no sopla el viento puedes avanzar.

Tras subir una cuesta tengo la esperanza que el viento amaine pero no, sopla igual o más fuerte.

Tras una bajada penosa veo la Laguna Colorada a lo lejos, de la laguna sale un vapor blanco, al principio creo que es vapor y que el agua de la Laguna Colorada está caliente. Luego me dicen que es un mineral, el bórax, que por el viento esta suspendido en el aire.

Cuando llego a la Laguna Colorada el viento sopla más fuerte aun y la arena aumenta , haciendo casi imposible pedalear y me toca empujar.

Laguna Colorada

Bordeo esta Laguna de color rosa. No disfruto nada, el viento y el frio hace que estar ahí sea muy penoso.Me cuesta mucho avanzar. El móvil por el frío se queda sin batería y no puedo orientarme. Antes de que se apague intento adivinar hacia dónde están las casas al otro lado del lago e ir a refugiarme, pero queda lejos todavía.

De vez en cuando aparecen coches 4×4 repletos de turistas, supongo que van a donde yo quiero ir.Los sigo con la mirada hasta que desaparecen entre la nube de arena que provoca el viento.

Sigo hasta un cruce de caminos, mejor dicho de rodadas, antes vi en el GPS del móvil que tenía que girar a la derecha por lo que opté por girar y rezar para que no me equivoque.Te aseguro que en esa situación uno reza a lo que sea, que si hay algo ahí mirándote que te ayude.Te da igual que sea Católico, Indú, Musulmán, Animista, lo que quieres es no errar.

Al girar me voy alejando poco a poco de la laguna donde unos flamingos campan a sus anchas, no pare a contemplarlos.Lo último que quería era sentarme a mirar la laguna y sus pajaritos pero me armo fuerza y coraje para sacar la cámara y hacer unas fotos, se que luego lo agradeceré pero en esos momentos no apetece nada.

Allí están los flamingos a más de 4300m, con viento, frio y como si nada.Metidos en el agua, mirando cómo este pobre ciclista aventurero intenta sacar una instantánea para el recuerdo.

Laguna Colorada

El viento y la arena hacen que no pueda avanzar.

Son las 5:30 pm y no sé muy bien a dónde voy.Estoy siguiendo las rodadas de carros pero al 100% no estoy seguro que vaya en la dirección correcta.

Tras una pequeña subida llego a un terreno más llano, el viento se hace mucho mas fuerte.

Consigo ver algo parecido a unas casas.Calculo estar a unos 5 km del campamento pero me doy cuenta que no llego.

Asumo que hoy n.o voy a llegar.Es muy fuerte el viento y busco un lugar para reguardarme pero no lo encuentro.

Al final decido acampar porque la noche ya la tengo encima.No quiero montar la tienda de noche, cosa que sería imposible con el viento.

Con la luz del atardecer planto la tienda como puedo.Para que no se vuele pongo dentro todas las alforjas.

Con la arena que levanta el viento,la cremallera de la puerta interior se rompe.

Ahora solo puedo cerrar la puerta del avance y cómo tampoco puedo clavarla en el suelo, la carpa se llena de arena.

Es imposible cocinar. Lo único que puedo es meterme en el saco de dormir, cubrirme por completo y esperar a que pase la noche lo más rápido posible.

Por la mañana el viento amaina, la noche fue fría.Calculo que la temperatura alcanzó los -15 0 -20 C.

Me despierto completamente lleno de arena.Salgo de la tienda con un frio considerable, recojo todo y me dispongo a montar la bici para llegar a las casas.

Un coche 4×4 de turistas pasa cerca de donde estoy.

Un conductor boliviano baja la ventanilla y me pregunta si he pasado la noche ahí, le digo que sí que el viento fue muy fuerte y no pude llegar a las casas.

El conductor incrédulo me dice que estoy loco.Los turistas como una atracción más no dejan de observarme.

Al final, los turistas reaccionan, sacan dulces de sus mochilas y me las regalan.Yo los devoré como un niño.

Tras una hora llego a las casas.Son alojamientos para los turistas que vienen a conocer la ruta de las lagunas o siguen hacia Chile.

Al día siguiente, tras un merecido descanso y con la luz del alba, empiezo el día sin viento pero por un camino de piedras horrible.

Una subida que me asciende a los 4900m de altura.El punto más alto del Parque Nacional.

El paisaje es muy remoto e inhóspito.No hay vegetación y el frio te hielo.

La parte más alta se le conoce como El sol de la mañana.

El sol de la mañana es un conjunto de geyses y de agujeros en el suelo. El vapor a presión sale hasta una altura de 10 metros

Es impresionante ver cómo el agua arcillosa de color blanco, tipo yeso hace burbujas y emana gas.Nunca antes había visto nada igual.

La tierra emana vapor caliente
El Sol de la Mañana:Geyses

El frio hace que no me detenga mucho tiempo y empiece a descender hasta la laguna Chalviri. Me alivia pensar que dentro de poco estaré calentito en las termas que hay junto a la laguna.

Laguna Chalviri

Dicho y hecho, por 6 bolivianos estoy sumergido en agua caliente a 4400m de altura observando el altiplano boliviano.

Una vez más la bicicleta me regala momentos inolvidables.

La noche la paso en el restaurante que hay justo al lado, me dejan dormir en el interior y resguardarme del frio.

El puesto militar que hay en la laguna Blanca está solo a 42 km.Otros ciclistas me han dicho que se puede dormir.

Sigo por el camino de tierra en mucho mejor estado que el de los últimos días, pasando por el Desierto de Dali.

Desierto de Dali

Una subida hasta los 4700m de altura, acompañado de rachas de vientos de 100 km por hora, vuelve hacer que ponga mis pies en el suelo y sujete lo más fuerte posible la bicicleta para que no me tumbe.

Durante 10 segundos el polvo acompañado de la racha de viento pasa sobre mí, he de cerrar los ojos y bajar la cabeza.

El viento forma una gran nube que va pasando poco a poco sobre mi cuerpo.

La fuerte pendiente junto con el viento hace que llegue arriba empujando la bicicleta.

No tomo ni una foto, estoy cansado y en estos momentos duros lo único que quiero, es salir de aquí.

Por suerte tras la subida siempre hay una bajada, tras bajar unos kilómetros el viento para y empiezo a disfrutar del paisaje.Es la primera vez en muchos días, sin contar con las termas , que puedo disfrutar del entorno.

Me siento a comer algo y contemplar las montañas, las vicuñas y el desierto. A lo lejos unas nubes negras no tienen buena pina y algo me dice que espabile a llegar al puesto militar.

Bajo rápido la montaña, pero sin parar de observar a mi alrededor.Este sitio es el más recóndito de todos los que he estado en todo el Continente Americano. Disfruto cada momento porque sé que es posible que nunca más vuelva.

Camino a la Laguna Blanca

Me siento a salvo al llegar a la Laguna Blanca y observar a lo lejos el puesto militar.

Al llegar al puesto militar, me presento y pregunto sí es posible acampar en algún lugar resguardado del viento.

El capitán sabiendo que el tiempo va a empeorar me presta una habitación medio en ruinas pero ideal para protegerme del frio.

Es increíble cómo esta gente pasa aquí todo el invierno, alejados de todo.

El agua la agarro del la laguna, está salada pero es lo que hay.

Los soldados juegan al futbol en una cancha a mas de 4500 metros.Es admirable ver cómo la vida sigue su curso para esta gente.

Partido de fútbol

El lago tiene partes congeladas, el frio es muy intenso.

Una especie de gaviotas de altura que sobrevuelan el lago, chillan igual que las gaviotas de mar.

Al rato se pone a nevar, lo que me faltaba para esta aventura.

La noche es fría, cocino la poca comida que me queda y me voy a dormir.

Mi habitación

Al amanecer descubro que todo está nevado y que continua nevando.

Un soldado viene con un chocolate caliente y me aconseja que me quede unos días, que el tiempo esta muy revuelto.

Estoy muy cerca de la frontera y veo pasar algunos carros 4×4 que van hacia Chile.

Tras mucho meditarlo decido que debo intentar salir de ahí.

Laguna Blanca congelada

Tras despedirme de los soldados y con la esperanza de que el tiempo mejore me voy pedaleando por la nieve.

Puesto Militar

Es mi primera vez en todo el viaje que pedaleo en la nieve y todo es nuevo.

Me cuesta avanzar, nunca antes había experimentado esto, no siento los dedos de las manos ni la de los pies.

La frontera boliviana está situada a 7 km.

El viento de nuevo me impide avanzar, junto con la nieve se crea una barrera que no veo más allá de 20 metros. Empujo la bicicleta, la nieve es como la arena y me hace perder el equilibrio.

Al llegar a la frontera boliviana cansado y muerto de frio, no puedo creer lo que veo.La caseta de emigración está cerrada.

Hay varios 4×4 esperando a que abran, dejo la bicicleta y voy a preguntar que pasa.Me dicen que el paso Hito Cajón está cerrado temporalmente.

Caseta de emigración en Bolivia a 4500 metros de altura.
Emigración de Bolivia. 4500m

Al rato viene el de emigración y de manera extraordinaria, porque viajo en bicicleta, me pone el sello y me dice que me vaya rápido. En la parte chilena los quitanieves están trabajando, me pongo a pedalear detrás de ellos.Tras 7 kilómetros llego a la frontera chilena, mucho más moderna y con calefacción que al verme me abren las puertas.

En

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